De acuerdo con cifras del gobierno federal, en el país hay un déficit habitacional de más de 9 millones de viviendas. Una cuarta parte de la población total de México enfrenta algún tipo de riesgo en su habitabilidad, como deslave, o hacinamiento. Las áreas rurales concentran 45 % de las viviendas en rezago, las urbanas,  37,5 %, y las zonas en transición, 17%.

En 2021, Hábitat para la Humanidad, centro de estudios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó que en México había 14 millones de familias que carecían de los medios económicos necesarios para comprar o construir una casa debido a que los ingresos de 60.6 millones de connacionales eran inferiores a la línea de bienestar, dato que dedujo de los estudios de campo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El 21 de noviembre de 2022, la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI) aclaró otro dato que también afecta al “cofinanciamiento” y tiene relación con los intereses de los créditos hipotecarios Infonavit-banca privada, porque los de la institución oficial van del 1.9 al 10.45 por ciento, según los ingresos del trabajador; los intereses del crédito bancario fueron del 9.55 por ciento en 2022 y este año aumentarán debido a los problemas económicos en el país.

Según la CANADEVI a pesar de que en 2022 los intereses cobrados por Infonavit se mantuvieron sin aumento, los intereses de las hipotecas bancarias tendrán que subir “empujadas” por la tasa de referencia fijada por Banxico.

Asimismo, otro problema complejo de la crisis habitacional en México es que la mayoría de las viviendas populares están muy lejos de ser “dignas”, según ordena la Carta Magna y recomiendan los convenios internacionales que el Estado mexicano ha suscrito en materia de derechos humanos fundamentales; ya que el 20 de mayo de 2021, la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) advirtió sobre la precarización de los inmuebles habitados.

CONAVI reportó que de los 34.8 millones de viviendas contabilizadas hasta ese año, 8.5 millones mostraban rezagos habitacionales es decir, desperfectos materiales y falta de servicios básicos además de que padecían hacinamiento, pues estaban ocupadas por un número superior a su capacidad de hábitat idóneo.

En México, la mayoría de los trabajadores labora en la informalidad y carece de vías de acceso para adquirir una vivienda formal, porque no tiene salarios fijos, afiliación al Infonavit y tampoco puede cubrir los requisitos para obtener un crédito hipotecario en un banco comercial.

Las carencias en vivienda no sólo se ven en la falta de acceso a ella, sino en las condiciones en las que muchas familias viven, por ejemplo,15.9 millones de personas habitan un hogar con piso de tierra, techos de lámina o cartón, o incluso de palma. 

Un problema tan grave que ataca constantemente al país no se puede resolver de un día para otro y tampoco se resuelve sin hacer nada, es por eso que en ÉCHALE trabajamos arduamente para ayudar con erradicar la falta de vivienda en México, impulsando el desarrollo comunitario sostenible a partir de la inclusión social en la construcción de vivienda e infraestructura comunitaria en el país. 

(Proyecto de ÉCHALE, 2019)

Échale busca reducir el déficit de vivienda con la suma de dos ejes: Microfinanciera y desarrolladora social de vivienda, con un eje transversal de responsabilidad social y sustentabilidad que fomenta la generación de alianzas entre las comunidades y empresas responsables, la Academia y el Gobierno en sus diferentes niveles para generar proyectos de alto impacto social y ambiental mediante la captación de capital filantrópico buscamos multiplicar el esfuerzo de las familias, creando programas más incluyentes.

¡Que nada te detenga a cumplir tus metas y sueños! Busca tu hogar con nosotros y visita nuestras redes sociales para más información de programas actuales que tenemos en distintas regiones del país.