La Cumbre Mundial de Asentamientos Humanos: Hábitat II. menciona que el acceso a una “vivienda digna” ha sido identificado como una necesidad humana básica y como un aspecto crítico de la autonomía personal y comunitaria. El acceso a la vivienda digna permite la dignificación de las vivencias, contrarrestando los efectos disruptivos que tienen los estados de privación y carencias sobre ellas. Por lo tanto, contar con una “vivienda digna” significa disponer de un recurso básico para el despliegue de vivencias que faciliten el desarrollo y la realización personal, y para alcanzar un determinado nivel de bienestar.

Sin embargo, en México aproximadamente 14 millones de hogares no gozan del derecho a la vivienda digna y decorosa, esto representa al 45% del total de viviendas registradas en el país y  la principal razón es la falta de recursos económicos, de acuerdo con el informe de Derecho a la Vivienda del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).

En las zonas rurales la situación se profundiza a 8 de cada 10 hogares en condiciones lamentables de los espacios y materiales. Asimismo, tener una vivienda digna implica que los medios por los cuales se materializa el derecho a la vivienda estén al alcance de todas las personas, al menos, de manera física, económica y jurídica, pero también considerando el acceso a la información y partiendo del principio de no discriminación.

En México la accesibilidad a una vivienda digna es altamente desigual y representa un riesgo importante para el desarrollo pleno de la población. Las personas con menos recursos tienen menores posibilidades de habitar un hogar digno, debido a los frenos económicos por sus bajos ingresos y la dificultad para acceder a servicios financieros.

Es importante recalcar que la mejora de las condiciones de vivienda ha demostrado ser un factor crucial para acelerar el desarrollo sostenible de la sociedad y reducir las tasas de pobreza al tiempo que mejoran significativamente la calidad de la vida y las condiciones de salud de las personas. 

Por lo tanto, el derecho a la vivienda digna y decorosa implica el que los ciudadanos de todos los perfiles económicos y socioculturales tengan la posibilidad de acceder a una vivienda con las siguientes condiciones y características según el CONEVAL: 

  1. Que no ponga en riesgo la satisfacción de otras necesidades básicas; 
  2. Con seguridad en su tenencia; 
  3. Con materiales y diseño de calidad; 
  4. Bien ubicada y con acceso a servicios básicos y complementarios funcionales y suficientes; 
  5. Emplazada en un barrio seguro, con espacios comunes, áreas verdes y calidad comunitaria; 
  6. Con un diseño que como unidad y como asentamiento atienda a estándares técnicos de calidad y sea aceptable para sus habitantes;
  7. En un hábitat digno, integrado al entorno natural de manera responsable e incorporando tecnologías.

Por ello, la misión de ÉCHALE es proveer soluciones adecuadas de vivienda a través de educación financiera, microcréditos asequibles y construcción verde para generar un impacto social positivo. 

(Proyecto de ÉCHALE en Tlayacapan, 2018)

Teniendo como meta que las familias no atendidas puedan gozar de una vida más digna, saludable y financieramente más segura al acceder a una vivienda adecuada, por medio de la inclusión social, financiera y empoderamiento tecnológico. 

En ÉCHALE estamos en constante movimiento y aprendizaje para brindarte programas, talleres y planes personalizados de crédito para asegurarte que goces de una vivienda digna como todos lo merecemos. 

Ya que en ÉCHALE: ¡CONSTRUIMOS PARA LAS FAMILIAS CON LAS FAMILIAS!